En una emotiva ceremonia presidida por el Contralmirante Ernesto Adalid Alfaro Palma, Jefe del Estado Mayor General de la Armada Boliviana, en representación del Comandante General de la Institución Naval Contralmirante Oscar Jaime Vaca Molina, se desarrolló la ceremonia de Iza de los Símbolos Patrios, dando inicio a las actividades programadas por el Mes del Mar. La ceremonia, que tuvo lugar en un ambiente de profundo fervor cívico, contó con la participación activa de Unidades Académicas Militares de la Armada Boliviana y estudiantes de las unidades educativas del Ejército, Fuerza Aérea y Armada Boliviana. Durante el acto, se recordó el sacrificio de valientes compatriotas que, antes que resignar el honor nacional, ofrendaron sus vidas por la patria, subrayando el sacrificio que se ha hecho para que Bolivia no olvide su derecho natural e indiscutible de regresar a las costas del Pacífico.
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En su discurso, el Contralmirante Alfaro destacó que este mes nos recuerda los 146 años desde que la bandera boliviana dejó de ondear sobre las aguas del Litoral, reafirmando así el compromiso de Bolivia con la Reivindicación Marítima, consagrado en los principios de la Constitución Política del Estado. Resaltó la importancia de mantener latente la conciencia cívica patriótica en todo el pueblo boliviano, afirmando que la Armada Boliviana continúa siendo la expresión más firme de esta reivindicación, promoviendo la navegación en los ríos y lagos del País, acciones que contribuyen a fortalecer la Conciencia Marítima del pueblo y a derribar el mito de “enclaustramiento” que obstaculiza el desarrollo y progreso de Bolivia.
Asimismo, el Contralmirante subrayó la importancia estratégica de las rutas comerciales alternativas para Bolivia, específicamente a través de la Hidrovía Paraguay-Paraná y el Canal Tamengo, lo cual representa una vía clave para el comercio exterior del País. Destacó que el sistema portuario boliviano, que incluye Puerto Busch, ofrece una significativa ventaja económica en términos de tiempo y costos, lo que incrementaría la competitividad del comercio exterior boliviano y fortalecería la soberanía sobre sus rutas de exportación e importación. En este sentido, el Estado tiene la obligación de continuar trabajando en el desarrollo del sistema portuario y en la mejora de las condiciones de navegación, a fin de facilitar el acceso de Bolivia al Océano Atlántico y garantizar su integración en la economía global.